Este es el tercer disco del Pipi Piazzolla Trío, y consolida lo hecho en estos años de escenarios, a la vez que es un paso adelante, hacia el futuro del jazz argentino. Grabado en una sola jornada, con muchos tracks que son primera o segunda toma, la guitarra galáctica de Lucio Balduini y el saxo volador de Damián Fogiel se entrelazan en gloriosos contrapuntos rítmico-melódicos en los que la batería de Pipi Piazzolla es un jugador más.